El modelo del fracaso Segunda Parte:


La economía que no fue ...

En este apartado se pretende detallar los pasos que nunca se dieron en materia de economía con el objetivo de generar un desarrollo sostenido. No como medio para fomentar la dependencia económica.


La economía debe ser la herramienta para resolver los problemas que tiene la Nación para producir y crecer y de esa forma también proveer al bienestar general, que es mandato constitucional de nuestro preámbulo. Si bien todo comenzó bastante diferente, la corrupción que observamos institucionalizada es fundacional. Nuestro deber ciudadano, es corregirlo.


El contrabando de la época en el siglo XVII, le costó el puesto al Gobernador Hernandarias, que terminó preso y depuesto. En 1812, en norteamericano William White (Guillermo White) y Juan Larrea (miembro de la Primera Junta) se vieron envueltos en un escándalo de compra de armas y buques para la campaña de independencia. En 1822, el empréstito Baring de Rivadavia, fue dilapidado ferozmente, se repartió en sobornos, comisiones, y del dinero para la obra no quedó nada; Rivadavia fue entre otras cosas el culpable. 1904, la construcción del Congreso Nacional. La construcción de la Ciudad de La Plata fué una excepción, Dardo Rocha devolvió el dinero sobrante, y sufrió toda serie de ataques que terminaron con su carrera política. En el siglo XX, hubo muchos casos de corrupción como, Swiftgate, Rodrigazo, Plan Brady, Megacanje, Fondos Buitres, y en el XXI, quince años de saqueo sistemático. Siendo una parte del problema la educación y la instrucción que la clase autodenominada “dirigente”. Generalmente basada en un enciclopedismo absurdo y anacrónico, que se refugiaba en una reforma universitaria que nunca se realizó.


VIII El mercado persa ?

Todo el programa de entrega se basa en una teoría económica. Nos quieren convencer de algo que no es, por otra cosa que tampoco es.


Prestemos atención ya que esto viene desde la misma fundación del Virreinato del Perú, como del Virreinato del Río de la Plata. Como vemos en esa época nos encontramos en el siglo XVI en pleno mercantilismo de Adam Smith y David Ricardo; en el inicio de la primera revolución industrial. En el siglo siguiente (siglo XVII al siglo XVIII) floreció el contrabando en Sudamérica, el tráfico de oro a España. Fué el momento del Imperialismo. Luego en el siglo XIX en la segunda revolución industrial la Escuela de Manchester intenta componer el desastre económico que generó el mercantilismo y el liberalismo acérrimo en Inglaterra. En ese momento se intenta traer esas ideas que ya estaban perimidas al gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, subordinándose al imperio británico con el empréstito Baring-Rivadavia, esto no termina acá. En la década de 1910 a 1920 aparecen varios fenómenos, por un lado la primera guerra mundial, por otro la revolución comunista, y la gran depresión de 1922. Cuando parecía que se recuperaba la economía estalla la segunda guerra mundial. Nuestra Argentina seguía siendo un país agrícola, con una industria rudimentaria y una gran dependencia de las importaciones. Esto es que nuestra Nación por diversos factores nunca vió necesaria la tecnificación y el desarrollo de tecnología propia, salvo en casos muy puntuales como el desarrollo de la actividad petrolera gracias al Gral. Mosconi. Todo esto no cambia hasta la década de 1950 cuando una serie de eventos aparecen en escena. En primer lugar la asamblea de las naciones se disuelve y se forma la organización de naciones unidas, en segundo lugar aparece la división internacional del trabajo, y en tercer lugar la guerra fría. Todo esto ocurre en el peor momento de la nación y produce en un corto plazo un desastre económico de proporciones indescriptibles. Nuestro gobernantes no ven, ni pueden medir el impacto. En nuestras clases dirigentes quedan completamente obsoletas, divididas, la educación cae en calidad y es reemplazada por un adoctrinamiento político en todos sus niveles. En todos estos años hasta el fin de siglo XX se adoptan pensamientos y teorías ya obsoletas como el monetarismo, la economía keynesiana, y el marxismo como posibles soluciones. Lo que no ven es la propaganda pues, según dicen, es “científica” e infalible por lo tanto “todo es planificado”, o bien nos proponen la “teoría del mercado libre” o “mercantilismo” ya olvidas a mediados del siglo XVIII, la que se basa en monopolios, cárteles comerciales, precios regulados. O sea, un retroceso a la época de Rivadavia. O proponen aceptar la teoría de Milton Friedman, fundador de la Escuela de Chicago o monetarismo.


Ahora se ven los efectos. En consecuencia, quien se oponga es un bruto. También ocurre algo parecido con las otras teorías económicas ortodoxas (Tengamos en cuenta que ambos lados llaman a sus teorías ortodoxas), estas son las siguientes subespecies de socialistas que evolucionan del keynesianismo clásico, como los neokeynesianos, neoliberales, libertarios, anarquistas, etc. Todos ellos se denominan ortodoxos. ¿Cómo es posible que todos tengan razón al mismo tiempo ? Todos parecen salidos del Origen de las Especies de Darwin. O bien, sus teorías aparecen por ¿ generación espontánea ?


Para empeorar la situación, pareciera que nuestros economistas mezclaron en una procesadora todas las teorías juntas y el adefesio saliente no da ningún resultado. Lo único que aplican es la misma teoría sin modificaciones cada 4 años y cada 10 años un desastre periódico que llaman “crisis”.


La crisis esencialmente, consiste en afirmar que la competencia desbocada produce riquezas, prosperidad y democracia para todos, pero en realidad hay cartelización; intermediación, monopolio, sobornos, regulación de precios y mercados, los arreglos y negociados entre productores y vendedores (llamados formadores de precios), organizaciones de tercer grado (gremios, mafias, asociaciones de productores y vendedores, etc.) que obstruyen como sea la libre competencia. E inmediatamente después tienen un ataque de marxismo proponiendo precios fijos, subsidios, regulación de tasas, una presión impositiva de las más altas, y terminan reduciendo el mercado de capitales (luchando contra el capital, como reza un himno político). Como regla general cada nuevo gobierno electo se empeña en destrozar todo lo que el anterior ha realizado, o termina copiando sus errores y de paso mejorar los desaciertos.



La teoría de la libre competencia, ha funcionado en mucho lugares en el mundo, pero siempre que fué necesario ejercer una mediación entre los factores de producción para evitar los vicios que en nuestro país son tan comunes, frecuentes en el tiempo.


La encantadora hipocresía de la Escuela de Chicago supone que, el mercado teórico tiene otras debilidades que perjudican al modelo original y es necesario corregirlo para el interés nacional:


  • El mercado es imperfecto
  • El Estado no debe participar en ningún momento 
  • Todo se puede comprar y vender (Todo es todo!!)

  1. Se basa en una concepción absolutamente inmoral del hombre: el afán de lucro individual desenfrenado sería el gran secreto que permite el funcionamiento del “mercado” y la riqueza del conjunto. O sea que si dejáramos suelta una banda de malhechores movidos por el solo deseo de enriquecerse a cualquier precio, al final la película terminaría bien, todo el mundo estaría en orden y hasta los decentes se llenarían los bolsillos.
  2. En último término, para sostener semejante dislate hay que afirmar de modo dogmático la existencia de una armonía preestablecida en cosas demasiado humanas. Más claro: la teoría supone que el dinero acumulado en un sector de la población da origen la existencia de un grupo usurero, que ha organizado en este mundo para que sus servidores se endeuden, donde los delincuentes de guante blanco en libertad den buenos resultados políticos precisamente gracias a su corrupción y codicia de dinero y poder. 
  3. También propugna un Estado inmoral, que deje hacer a gusto y únicamente se preocupe de proteger un supuesto: “la libertad de competencia”, es decir, mientras los ciudadanos carecen de ley y de freno, el gobierno debe quedarse en el molde, autolimitarse y, sobre todo, impedir que algún actor arruine con su participación los negociados, de esa forma aparece un “patriota” que hará justicia en defensa de la comunidad, apareciendo la censura previa y de nuevo el marxismo junto con el materialismo científico a escena. El monopolio video-televisivo humano contaminante para consumo de sus hijos es un buen ejemplo. 
  4. Ningún gobierno del universo práctica ni practicó jamás tan ridícula utopía, sino que todos, y en especial los admirados países del “primer mundo”, protegen la industria, el comercio y la producción agraria con uñas y dientes. En cambio, los productores y los consumidores argentinos, el pueblo al fin y al cabo, se encuentran indefensos y traicionados por sus propios “representantes”. 
  5. Tampoco las compañías privadas o mixtas, nacionales o multinacionales, aplican semejante teoría, aunque se valen de ella para extraer la mayor riqueza posible: mientras más corrupto e indiferente sea el gobierno, mejor.

Como toda teoría, la del “mercado” tiene aciertos y fallas. Nuestro movimiento acepta, como los humanos han aceptado siempre, que el afán de lucro es un importante factor de la conducta ciudadana siempre que sea encauzado por leyes y hábitos políticos en pro del interés nacional, buscando hoy especialmente, el difícil equilibrio entre desarrollo y preservación del medio ambiente.


Bienvenidos sean el lucro y la prosperidad de los argentinos, pero de ningún modo un lucro desorbitado a costa de nuestro patrimonio, de la ecología, de la moral pública, y sobre todo de las libertades ciudadanas, que no pueden subsistir en presencia de monopolios dirigidos desde el extranjero.

IX Capitalismo a contramano “alla Criolla”:


              Al final de la guerra fría, comienza una discusión de quién ganó la guerra. Unos le otorgan el triunfo a los Estados Unidos, cuando la ex Unión Soviética cae en una crisis que denominaron “Efecto Vodka”, pero inmediatamente se desencadenan otras crisis como el “Efecto Tekila” en Méjico, en Grecia, Italia, y España. En el 2008 aparece una burbuja inmobiliaria que hace un estrago de importancia tanto en Estados Unidos como en Europa. En esos momentos, en nuestro continente, las soluciones de los gobiernos se toman desde las izquierdas populistas gobernantes. Uruguay, Bolivia, Chile, Colombia, Brasil, y nuestro país no es la excepción. Hoy muchos de esos países terminaron de la peor forma, comenzando por el desastre económico de Venezuela, la situación de corrupción política de Brasil. Y en Argentina, todavía la justicia no termina de cerrar los casos contra un sistema corrupto que tiene más de medio siglo de actividad ininterrumpida y constante. En la que los distintos funcionarios del gobierno, y empresarios que participaban de las licitaciones públicas con prebendas y cohechos escandalosos. En la que los diferentes especialistas en contabilidad y economía, participantes de los organismos de control, nunca se enteraron de ese entramado oscuro que perjudicó las arcas de la Nación. Entre la mediocridad de la clase “dirigente” y “empresaria” que solicitaban préstamos a cuanta institución crediticia existe sobre la faz del planeta, repitieron constantemente su modus operandi que no tiene diferencia con el empréstito Baring-Rivadavia.


Podemos enumerar los diferentes préstamos y las instituciones financieras que pusieron dinero en la Argentina, la lista es interminable y la inflación que acarreó el descalabro constante de nuestra moneda. La pérdida del valor de nuestra moneda es de más de 6 ceros, los primeros 2 ceros fueron el cambio de pesos fuertes a moneda nacional, dos ceron más de moneda nacional a pesos ley 18.088, los tres ceros de pesos ley a australes, otros 3 ceros más de australes a pesos durante la convertibilidad, y hoy en día podemos agregar casi dos ceros más a la depreciación de la moneda.


En efecto nuestros economistas son realmente un portento y dicha de sabiduría para beneficio de los financistas e inversores extranjeros. Nunca pudieron en todo este tiempo conseguir un progreso constante como se observó en la década infame 1890 a 1900.


Nuestros dirigentes se autonombran capitalistas, pero como ya adelantamos todos ellos se definen como ortodoxos, mientras que observamos que son ineptos para enfrentar la durísima lucha contra todo principio de independencia, desarrollo, crecimiento, inversión, capital, tecnología, educación, etc. Propiciando un proteccionismo desmedido orientado a las ideologías, y pensamientos, que traen desde el extranjero, como solución actual y permanente de cuanta institución existe dentro del sistema que auspicia la división internacional del trabajo, organización de estados americanos, naciones unidas o institutos asociados a ellos que nunca en la historia resolvieron nada. Una Nación necesita datos estadísticos veraces y de calidad, capaces de aprovechar todas las reglas del juego a favor de los intereses de la Nación para que sus empresas y población puedan progresar económicamente.


Al no tener una cultura de progreso económico ni estrategias de gobierno para garantizar a los ciudadanos una mejora constante del bienestar común los factores de capital no encuentran confianza en el estado. Así, ninguno de estos dirigentes empresarios puede confiar que sus capitales no sean confiscados de alguna forma. Según ellos la libertad económica que falta se resuelve permitiendo exportar las ganancias y la renta general de sus emprendimientos al extranjero. Dejando en el país inversiones y defraudaciones análogas, pues ello equivale a destruir el sistema y reprimir el engrandecimiento de la nación.


Nuestros industriales, hombres de campo y empresarios siguen sin aprender que es necesario desarrollar los factores de capital y su correspondiente remuneración, ya que estos factores son los que van producir el desarrollo de los emprendimientos de todo género. De los factores de capital depende el rendimiento de las empresas, pymes, comercio, salud, etc. Comprender que no hay buena economía sin buena economía política, es fundamental para el desarrollo de la Nación. Menos aún han percibido el peligro que significa para los intereses de la República el financiamiento, los asesores y la influencia dominante del capital foráneo para el desarrollo estratégico Nacional. En todos los casos los distintos partidos y gobiernos tienen una formación general contraria al interés público. Este se lleva adelante desde una educación a tal al fin, que los ha hecho incapaces de oponerse organizadamente a las necesidades e intereses supremos de la Nación.

Pero hay algo más grave que demuestra cuán lejos están nuestros dirigentes de comprender el capitalismo. Jorge Washington, que lo conocía por experiencia exitosa, en su famoso discurso de despedida niega todo agradecimiento y alianza con Francia, España y Holanda, que habían hecho el gasto de la guerra de la independencia, y agrega que la influencia foránea es “la más peligrosa para las repúblicas”. Washington percibió claramente que el sistema republicano exige por su naturaleza un especial grado de soberanía. Sin independencia no hay república posible.

Algunos presidentes norteamericanos preocupados porque la competencia explotadora europea les dejaba en el resto de América pocos residuos aprovechables, aconsejaron medidas en extremo “nacionalistas”, que expresan una verdad interesada, pero verdad al fin. Por ejemplo Wilson arengó al batallón rosa de diplomáticos latinoamericanos con este ejemplo del que nadie quiere acordarse: “Habréis oído hablar de concesiones otorgadas a capitalistas extranjeros en la América española. Jamás oiréis hablar de concesiones a capitalistas extranjeros en los Estados Unidos”.

Por eso nuestros capitalistas a contramano no sólo nos empobrecen, sino también destruyen las instituciones republicanas, haciendo imposible su funcionamiento, porque la falta de prosperidad y el manejo inmoral de las finanzas y recursos económicos fomentan el caos y los consecuentes golpes al Estado, que en “este país” sólo sirvieron para asegurar la continuidad de la entrega por medio de los famosos “pilotos de tormenta” que aparecen en momentos en los que otros grupúsculos inescrupulosos y minoritarios pululan esperando torcer la voluntad de las mayorías que dicen actuar “para salvar al país de una catástrofe inevitable” como si fuesen ellos los “salvadores de la Patria” o “una juventud idealista”.

La empresa que desafía los riesgos propios de cualquier inversión en igualdad de condiciones con sus competidores desea hacer un negocio honrado en la certeza de que podrá retirar sus ganancias con las máximas garantías posibles. Como también las empresas de capitales nacionales deberán aceptar las mismas reglas de juego, y la diferencia deberá basarse en las ventajas comparativas de producción de bienes y no en el manejo actual de consolidación de monopolios, prebendas, cárteles económicos, precios regulados, subsidios a mansalva, etc.


X Inflación y Pobreza Cero:

No es una novedad las promesas de inflación cero en nuestra historia. Solo se verificó a veces una reducción ficticia de la inflación. En algún momento se nos tomó el pelo a todos que veíamos como estos personajes decretaban que el dólar y el peso tenían el mismo valor monetario. Como si por decreto pudieran cambiar el color del pasto! Tal como en sus buenos tiempos, la Argentina tenía menos pobres que Alemania. El INDEC ya no medía la pobreza porque era “estigmatizante” (galopante a todas luces y a velocidades inimaginables). Al parecer todos estos funestos personajes como Gelbard del que dicen algunos: “consiguió la inflación cero” que era del 30% anual. Tal como Kicillof negó la pobreza, los indicadores de inflación estaban alterados y no reflejaban la realidad llegando al 40% de inflación interanual, al igual que todos sus colegas ex-ministros que fracasaron estrepitosa y rotundamente. Ahora dan cátedra en la misma materia en la que fracasaron, cómodamente desde sus bancas en el Congreso Nacional o bien desde una agencia consultora pagada por algún organismo internacional que está interesada en mantener el status quo. De la misma manera en que Martínez de Hoz endulzó la plata y Sourrouille nos vendió la primavera y el Plan Austral, todos los ex-ministros de economía, nos quieren vender más de lo mismo. Y como de costumbre a través de los gobiernos de todos los colores y signos políticos la treta consiste en paralizar la economía, pagar o no las deudas oficiales (según sea el gobierno populista o no), oficializar las deudas de los privados con el erario público (Alsogaray e Iguacel), (y de actualizar o aggiornar sus equipos, ni hablemos), siempre se termina oprimiendo el consumo y rematando las empresas estatales o privadas, con el apoyo logístico de una propaganda abrumadora.

La presente realidad-ficción puede durar, pero carece de buena salud, aunque podamos coincidir con ciertos anuncios oficiales como la reducción del gasto público superfluo y de los impuestos.

Pero vendrá el fin de la fiesta o fin de la jarana del gobierno de turno, para el cual los especuladores ya están preparados, nadie ya ahorra en moneda nacional. Que evidencia una falta de confianza en el gobierno y su capacidad de respuestas a las diferentes coyunturas. Cuando los habitantes desean ahorrar en moneda propia, es el mejor índice de que la inflación es realmente baja, en consecuencia la confianza en el gobierno es alta, y no se ve la necesidad de iluminados, delirantes, mesiánicos, mitómanos, como los que recordamos, todos unos notables incapaces estos personajes encargados del Ministerio de Economía.


XI Deuda externa o tal vez deuda eterna ….:

Los inversores o empresarios extranjeros de buena fe y los argentinos esperanzados en salir del pozo gracias a ellos, seguramente considerarán exorbitantes nuestras afirmaciones sobre la explotación que sufre el país; otros las encontrarán válidas sólo para el pasado más o menos remoto, pero absurdas en la actualidad.

Sin embargo la deuda externa, componente básico del déficit fiscal y síntesis contable del saqueo, no da la razón a cada momento. El gobierno del Proceso agravó una situación endémica, entregando la economía argentina a un civil empleado y mero agente de cierta importante banca internacional. Este solo acto, que los criterios tradicionales de la humanidad caracterizan como alta traición, fue de inmediato aplicado en sus detalles por un grupo de jóvenes gerentes del mismo palo autodenominado los Chicago Boys.

La “soberanía” nacional y la ridícula independencia del Poder Judicial fracasaron de modo por demás previsible en la investigación de los procedimientos, documentación, beneficiarios y responsables; este asalto premeditado y alevoso fue denunciado claramente por S.S. Juan Pablo II en Brasil, sin eco pastoral en nuestra tierra.


Las observaciones de peritos y estudiosos permite afirmar que este grupo de testaferros civiles, avalado incondicional y públicamente por las FFAA, contrataba crédito tras crédito y al mismo tiempo colocaba esos dólares en el exterior; los reinvertía en forma sincronizada y muchas veces en los mismos bancos prestamistas con este pequeño detalle que le falta al ciudadano común: los colocaba a un precio inferior al que debía pagar.

Las ratas puestas al cuidado del queso organizan un Estado monstruoso que devora el trabajo de sus hijos, generando su propia bancarrota de manera tan consciente como impune. Martínez de Hoz en su momento se enorgulleció (Clarín 08/12/91) de haber multiplicado esa deuda ilusoria prolongando una antigua receta liberal: la utilidad de endeudarse.

Todo nos lleva a pensar que gran parte de la deuda está basada en ese movimiento imaginario del dinero, consistente en meros asientos contables: en unos, la Argentina “recibía” dólares a interés elevado y en otros “invertía” esos dólares a interés inferior.

Aquellos ciudadanos e inversores de buena fe deberán pues acreditarla aceptando el indispensable esclarecimiento de esta iniquidad.

Ningún acreedor o empresario honesto debe temer por sus intereses, pero tampoco ningún ciudadano decente puede avalar la legitimidad de esta deuda legalizada por el gobierno del Dr. Alfonsín e incrementada antes, durante el “Proceso”, por Cavallo, que Estatizó la deuda externa privada.

La Argentina, a raíz de esta decisión esclavizante unida a la indefensión militar y cívica, su necesario complemento, está obligada a pagar; pero está obligada como los secuestradores obligan a sus víctimas. Esos desvergonzados acreedores no son empresarios extranjeros honestos que invirtieron capital a riesgo en un país peligroso; fueron y son los organizadores del saqueo y se les pagará como se paga a un secuestrador.

Sin embargo, si triunfa nuestro movimiento serán ellos los deudores, pues tendrán que pagar el más alto precio político imaginable: el derrumbe del sistema tiránico y un gobierno de argentinos libres.

Comentarios

  1. ¿Está buscando un préstamo comercial, préstamos personales, préstamos hipotecarios, préstamos para automóviles, préstamos estudiantiles, préstamos de consolidación no garantizados, financiamiento de proyectos, etc. O simplemente rechaza el préstamo de un banco o institución financiera por una o más razones? Somos las soluciones correctas para el crédito! Ofrecemos préstamos a empresas e individuos con una tasa de interés baja y asequible del 2%. Entonces, si está interesado en un préstamo urgente y garantizado. Para obtener más información, envíenos un correo electrónico hoy vía: elegantloanfirm@hotmail.com.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Discurso del beato Anacleto González Flores, mártir.

La falsa "derecha"

El Jueves 12 de Febrero 0800hs inicia un nuevo reclamo de la Policía de la Provincia de Buenos Aires